Apenas rayaba el alba
nuestros sueños,
nuestro amor tenía los días contados,
nadie aun lo sabía,
se fue tan lejos…
mis ojos, mis ojos aun la sueñan…
por las noches frías
mis brazos la confunden con la almohada
los domingos de siempre,
la luz tenue de la luna,
la mirada de muchas personas,
la brisa del lago,
las tostadas,
el pastel de la señora
que
vende siempre en el mismo lugar
desde hacía muchos años,
las risas,
las miles de veces que nos dijimos te amo
quisiera odiarte …
estrecharte entre mis brazos
y morderle sus orejas
quisiera irte a buscar
tomarte a la fuerza
y abrazarte bruscamente
y abrazarte bruscamente
sucede muy a menudo
en mis sueños.
Henry
B. Zuñiga Caal
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