Yeni:
Mi amada, han pasado varios meses de que no siento su presencia, ni el rose de sus labios sobre los míos,
Mi amor es casi una eternidad desde tu partida y los recuerdos quedan latentes en mi memoria y corazón, sabes hoy lloverá y la noche está dispuesta como para estar juntos leer un par de poemas y brindar con una taza de té o café.
Ay! —amor mío sabes ahora sí estoy con frio, mi piel necesita tú calor, mis labios besarte y mi voz susurrarte al oído mi niña, mi amada, mi amor, mis dientes mi amor desean morder tus orejas, mis manos hacerte cosquillas, (aunque usted diga que no tiene).
Penetro en mi soledad (una cama, mi retrato, mis libros, papeles, tareas de la universidad, imagino, así ha de estar usted mi amada) hay momentos que quisiera tenerla frente a mí, voy a mi cuarto tomo mi almohada la abrazo fuerte y grito su nombre.
A esta hora trato de disolver mi tristeza escuchando música, estoy muriendo de risa acabo de señalar el cielo y se hizo un relámpago como estoy loco creí que tenía magia, lo tome muy enserio porque cuando la conocí a usted mi corazón latió más de lo normal, los nervios se me alteraban mis manos sudaban y mi voz entre cortada.
Mi amor cada vez que regreso de la universidad veo rosas, gardenias en los puestos florales y digo qué tontas me parecen en este momento las rosas y las palabras tiernas, cuando esta usted aquí tan ausente, tan ausente, a pocos minutos de mis labios y tan lejos, a un día de mi corazón y tan distante, que siento como que cada dia la estoy perdiendo.
Aquí estoy escribiéndole, con el pecho atorado y un nudo en la garganta que quisiera gritar su nombre y decirle que es lo que más amo, que no la cambio por otros labios, que no cambio el olor de su piel, las locuras de enojarnos y terminar abrazados, no cambio su amor ni por un verso hecho en marte.
¡Escribo su nombre en el polvo de la tierra y me parece que somos tan pequeños usted y yo en medio de este silencio, indiferente, lleno de distancia y esta luna que se deja ver pero usted no esta aquí!
Con amor se despide de usted su fiel enamorado,
Henry B. Zuñiga Caal
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