jueves, 22 de septiembre de 2016

Relato

Como de costumbre visite la casa de sus padres, voy caminando con la mirada hacia abajo, levanto el rostro y veo la ventana de su cuarto abierta, viene a mi mente las imágenes guardadas desde hace unos meses  atrás,  cuando me despedía de ella, siempre acostumbraba irse a su ventana y ver que partía hacia las casa de mis padres.  Fue un día no como cualquiera, sus ojos de miel brillaban, su sonrisa era perfecta, a través del viento me envió un beso, una sonrisa y todo su amor,   ¡sentí el corazón grandote! despacio y entre dientes le grite ¡te amo!
Ayer, ayer mi amor, ese recuerdo me hizo daño, no fue exactamente el recuerdo sino el saber de qué lo nuestro ya no puede ser,  sonreí, pronuncié en mi mente tu nombre y mi pecho se irguió, mis ojos hablaron a través de lagrimas.

Henry B. Zuñiga Caal

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